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El “retrofit” como aliado de la eficiencia

Se puede definir la palabra “retrofit” como la incorporación de nuevas tecnologías y mejoras funcionales a una planta generadora o una instalación industrial, basada en la actualización de componentes o accesorios más modernos y eficaces que los preexistentes.

06/09/2021

Se trata de un reacondicionamiento integral, que permite alcanzar mejoras en la eficiencia electromecánica, aumento de la producción y reducción de emisiones contaminantes, es decir, beneficios medioambientales.

El parque generador argentino comienza a tener problemas de envejecimiento y el “retrofit” puede ser la mejor estrategia para alcanzar importantes mejoras y al mismo tiempo, extender la vida útil de las instalaciones.

Esto representa, en todos los casos que se consideren inversiones mucho menores que lo que implica el retiro del equipamiento envejecido y su reemplazo por nuevos equipos e instalaciones. Esto es doblemente interesante si se pretende, tal como es la tendencia global, a incorporar crecientes proporciones de energías renovables que requieren el respaldo de potencia en firme, debido a su naturaleza intermitente. En cualquier caso la inversión será menor que la amortización acumulada mientras que el bien renovado adquiere un valor superior al que tenía previo a su actualización.

Nuestro equipamiento energético crítico, rozando o habiendo superado la vida útil prevista por los fabricantes, supera actualmente los 6.000 MW de potencia instalada, y es en su mayoría termoeléctrico, dicho esto sin tomar en cuenta los trabajos en las 18 turbinas de Yacyretá que deben ser repotenciadas. Sobre los 41.991 MW de potencia nominal instalada (Cammesa Noviembre 2020) el 61% está constituido por máquinas térmicas aportando la mayor parte de la generación (7765 GWh mensuales para una generación bruta total de 11.690 GWh).

Resulta claro que una parte de la capacidad instalada es obsoleta, ineficiente y en algunos casos produce emisiones de CO2 que deberían prohibirse en el contexto de los compromisos internacionales asumidos por el país.

Es tiempo para revisar la oferta de generación y planificar un sistema más eficiente en términos económicos y más limpio en término de emisiones.

En este sentido, prácticamente cualquier equipo es pasible de ser modernizado. En la mayoría de los casos, el retrofit es una alternativa interesante, porque requiere tan solo el cambio parcial de componentes, ya sea de potencia o de control, mientras que para aquellos equipos más antiguos y que se encuentren en estado de obsolescencia, el retrofit podría implicar el recambio completo del equipamiento, el cual de todas maneras, por la simple evolución tecnológica, entregará mayores beneficios a un costo menor que el que incurrido en su origen.

Básicamente, los retrofits comienzan recolectando información clave del equipo o sistema, de sus parámetros de operación y físicos; luego se desarrolla la ingeniería de innovación y actualización de partes y/o componentes para poder modernizar la planta extendiendo la vida útil y la etapa en el ciclo de vida de la misma.

Debido al factor Covid19 y a un prolongado proceso recesivo con baja utilización de la capacidad instalada industrial (en el orden del 50%) la reserva técnica disponible actualmente es más que significativa (40% del total), lo que muestra que se está en el momento más propicio para afrontar los retrofits del equipamiento de base sin arriesgar a caer en una falta de potencia.

Esto es doblemente importante. Aprovechar la “ventana” temporal de la baja demanda por la que estamos atravesandola cual combinada con retraso que registra el plan de energías renovables otorga cierto margen de tiempo para disponer de la potencia de respaldo necesaria para esas incorporaciones.

Si se desaprovecha la oportunidad, en uno o dos años, se puede entrar nuevamente en un escenario de pronunciada dependencia en la importación de combustibles líquidos y GNL con zozobra en los niveles de inversión para mantener operativa maquinaria que técnicamente debiera haber sido retirada. Esto reduciría la posibilidad de alcanzar la diversificación de la matriz y, carecería de criterios de eficiencia energética. Este escenario proyecta un impacto sustantivo sobre el desarrollo económico del país, profundizando la pérdida de competitividad y de seguridad energética para Argentina.