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Las barreras del cambio energético

Aumentar los precios de la energía no fué suficiente para el avance del mejor recurso con que cuentan las empresas para mejorar el rendimiento productivo: la eficiencia energética es la clave

11/03/2021

Aunque la búsqueda de un manejo eficiente de la energía parece, a simple vista un objetivo obvio y necesario, no lo es tanto al momento de implementar medidas concretas para alcanzar esta meta. Al mismo tiempo, al menos en nuestro medio, han existido razones adicionales producto de un determinado contexto, que han retrasado tanto la implementación de procesos energéticos eficientes como asì también el acceso a la seguridad del suministro por medios propios incluídos dentro la categoría de renovables.

Las etapas de bajos precios de la energía y el congelamiento tarifario, provocaron como efecto secundario que la industria, en general, no haya tenido mayor interés en ejecutar acciones para el ahorro energético; esto se refleja en la mayor intensidad energética que se registra en casi la totalidad de los sectores industriales. Esta imprevisión tuvo grandes consecuencias.

Durante el período (2015/19) en que se llevó a cabo una eliminación parcial de los subsidios energéticos, puntualmente en los servicios de gas natural y electricidad, la rentabilidad empresaria se vio fuertemente afectada, con declinaciones de gran magnitud.

Según el IAPG, en un estudio específico titulado “Incidencia de los costos energéticos en el sector manufacturero argentino”, se muestra que al producirse dicha recomposición tarifaria, la perdida de competitividad, debido al factor energético, osciló entre el 20 y el 48% (según la rama) en la caída de la rentabilidad en la industria manufacturera. Un golpe durísimo.

Sin embargo, esa primera ola de recomposición, si bien tuvo fuerte impacto en la economía empresaria fue apenas un ajuste parcial. Estuvo lejos de representar, para los productores de energía, un aliciente suficiente que para incrementar la oferta energética a los niveles que actualmente requiere el país. Luego, como efecto adicional de la pandemia de Covid 19, se volvió nuevamente al congelamiento de tarifas, y con ello a la creación de un clima artificial dirigido por el Estado que se está agotando nuevamente.

Todo indica que el “veranito” tarifario está próximo a revertirse nuevamente. Ya han comenzado las reuniones entre las autoridades energéticas y los directivos de la Asociación de Generadores de Energía Eléctrica (AGEERA) para empezar a descongelar los precios mayoristas que se le remuneran a las centrales. Esto afectará inevitablemente a toda la cadena de consumidores.

Los aumentos pueden ser significativos, ya que los directivos de AGEERA sostuvieron que las eléctricas perdieron unos $ 26.000 millones por la aplicación de la resolución que pesificó las tarifas y redujo entre un 25% y un 45% el pago a centrales termoeléctricas e hidroeléctricas.

Entre las conclusiones del informe, el IAPG sostiene que “continúa siendo fundamental que la industria, en general, emprenda acciones de eficiencia energética que permitan reducir el impacto sobre los niveles de competitividad de los aumentos en los precios de la energía en un contexto local e internacional probablemente menos favorable en el futuro”.

La principal barrera para enfocarse sobre la eficiencia, que consistió hasta ahora el bajo precio de la electricidad y del gas, comenzará a desaparecer y la necesidad de la eficiencia se ubicará forzosamente en un primer plano, encontrando a la industria poco o nada preparada para absorber ese impacto.

Pero, como se ha dicho al inicio, el precio no es la única barrera para alcanzar los niveles de eficiencia posibles. Hay otros factores clave que condicionan en acceso a procesos más acordes con la realidad del siglo XXI.

Un estudio realizado por el instituto de tecnología de la universidad suiza de Linkoping sobre los proyectos de eficiencia energética en la industria manufacturera en Europa, logró tipificar las barreras más frecuentes que obstruyen la implementación de estos programas, con independencia del precio de la energía.

Algunos datos globales son de gran importancia para determinar la magnitud del tema.

La industria manufacturera representa aproximadamente el 75% del consumo anual de carbón del mundo, el 20% del consumo mundial de petróleo y el 44% del consumo mundial de gas natural. Además, la industria manufacturera también utiliza el 42% de toda la electricidad producida.

Esto contrasta con la creciente preocupación por el calentamiento global, que resulta del uso de combustibles fósiles, y que es el factor que ha llevado a la implementación de una serie de instrumentos de política, por ejemplo, la reducción de emisiones de CO2.

Argentina también ha suscripto estos tratados, y estos compromisos tienen un nivel de normativa constitucional, es decir de cumplimiento obligatorio. Los instrumentos políticos actuales, y los que se emitirán en el futuro próximo, pueden dar lugar a precios de la energía aún más elevados que una simple recuperación de atraso tarifario y, por tanto, multiplicar varias veces más la necesidad de eficiencia energética industrial.

Toda la competitividad futura estará alrededor de estas cuestiones y tomará un gran impulso cuando quede superada la pandemia de Covid 19 y se reinicie a pleno el movimiento de la economía a escala internacional.

En otros escenarios, se han realizado también gran cantidad de estudios, que han llevado a la conclusión que la mayoría de las medidas con soluciones tecnológicas bien conocidas y de costo efectivo, no han llegado a adoptarse tampoco en Europa y Estados Unidos, pese a la intensa normativa en la materia lo que lleva a poner de manifiesto la existencia de una brecha en materia energética entre lo que cabría esperar y lo que efectivamente se ha conseguido.

Por eso, el esfuerzo la universidad suiza de Linkoping al identificar esas barreras que enfrentan los proyectos de eficiencia energética puede resultar aleccionador para países como los nuestros, que pueden capitalizar el análisis de los hechos aplicando el expertise técnico y económico correcto. Se trata de aprovechar los errores ajenos para aprender a hacer mejor las cosas.

Entre las barreras identificadas en el estudio que frenan la implementación de medidas de eficiencia energética aparecen varios tipos.

Hay razones de indecisión acerca de qué tecnología implementar, en un debate interno en las empresas sobre la rentabilidad y la necesidad de lograr resultados específicos en cuanto a la intensidad energética en el proceso productivo; es decir, el mejor camino para ir más allá de la simple reducción de la factura energética.

También se han presentado como una barrera importante los denominados “costos ocultos”. Ejemplos de costos ocultos detectados por el informa son: los costos generales, el costo de recopilar y analizar información, interrupciones en la producción, inconvenientes para aceptar nuevos procedimientos, entorpecimiento o colisión entre la eficiencia y otros programas, etc.

Igualmente, cuenta como freno, en muchos casos la existencia de limitaciones en el acceso al capital necesario para los proyectos, que suelen retrasar mucho la implementación de los proyectos al estirar los plazos de ejecución engrosando el costo final de los proyectos.

La aversión al riesgo apareció entre las razones por las que las medidas de eficiencia energética están limitadas por criterios de amortización cortos.

La información imperfecta o directamente la falta de información, puede hacer que se pierdan oportunidades de obtener las medidas de eficiencia energética más rentables. Así como el bajo estado de la gestión energética puede dar lugar a una menor prioridad de los problemas energéticos dentro de las organizaciones.

El desarrollo de los proyectos se ha visto muchas veces condicionado por sectores, dentro de las empresas, que no se benefician directamente de la inversión programas de eficiencia energética; y que, por una falta de visión de conjunto en las unidades de negocio, presionan a los compradores para seleccionar los equipamientos sobre la base de aspectos visibles como el precio, por encima del rendimiento energético.

En todas las industrias analizadas, las cuestiones relacionadas con la producción, sobre todo la preocupación por el costo de las interrupciones en la producción, tienen mayor prioridad que las cuestiones relacionadas con la energía; esto evidencia cierta resistencia a desarrollar una cultura caracterizada por valores medioambientales.

Como ha quedado demostrado, los proyectos de eficiencia verdaderamente exitosos son los que logran superar esta compleja trama de barreras y condicionantes, estructurando sus procesos a los postulados de la revolución 4.0 que promueven mejoras tecnológicas, organizativas y culturales.